martes, 16 de septiembre de 2008

Para ver

El miércoles 17 a las 22 hs se transmitirá en televisión, por Film & Arts la serie “Revelaciones” dedicada a cinco obras maestras de artistas argentinos de los siglos 19 y 20: Sívori, De La Cárcova, Cándido López, Maldonado y Aizenberg.
Mañana, la obra de Roberto Aizenberg. Para la cual fue entrevistado mi amigo Jorge Kleiman.


Aizenbarg, Roberto
Pintura, 1985

lunes, 8 de septiembre de 2008

El Problema Sophie Calle

Donde: Bienal de Venecia 2007, 52ª Exposición Internacional de Arte (10 de junio al 21 de noviembre del 2007) Pabellón de Italia.

Qué: Pas pu saisir la mort (Couldn’t capture death/2007) de la artista francesa Sophie Calle. La instalación documenta en video las últimas horas de vida de su madre.

Por qué:
Diario Crítica
–¿Cómo logró esa distancia con la muerte de su madre?–No la filmé con un fin artístico.
–¿No sabía que podía presentar el video en Venecia?–No. Yo sé que siempre puede ocurrir, me conozco, guardo todo en cajas. Pero nunca es una obligación exhibirlo.
–¿Por qué la filmó?–Para saber. Quería saber si tenía algo más que decir, y no quería que muriera sola. Pero como yo tenía que comer, dormir, salir, decidí poner una cámara. Le dio risa y me dijo: “Ah, por fin me utilizas. Soy tu heroína”. Creo que también le gustó porque era como si yo estuviera allí. Y yo en vez de estar obsesionada por los minutos que le quedaban, me obsesioné con cambiar la cinta.
–¿Por qué decidió mostrar el video en la Bienal?–Estuve con ella cuando murió. Sé cuál fue su última palabra pero no vi el último soplo. Era muy extraño no poder determinar exactamente el final, no poder atraparlo. Supe al mismo tiempo que me invitaban a Venecia que mi madre iba a morir y ella me dijo que hubiera querido estar en la Bienal. Después, los directivos insistieron, porque al principio yo no quería enseñar el video.
–¿Por qué no quería?–Tenía miedo de mirar su muerte. Era muy pronto para sentarme frente a una video y editar.
Por qué:
Diario la Nación
Suplemento adn cultura

20.10.2007
-Por qué hizo eso? -Porque cuando comencé a preparar la exposición, mi madre se enteró de que le quedaban pocos meses de vida y me dijo: "Lo único que lamento es que no podré estar allí". Sabiendo que la gente suele esperar que sus seres queridos se alejen un momento para morir, decidí filmarla para estar con ella hasta el final. Después, me di cuenta de que era la mejor forma de que me acompañara a Venecia.

Ahora bien, a continuación voy a citar dos obras de Bill Viola, uno de los artistas líderes de la escena contemporánea, cuyas obras también abordan temas como la muerte y la experiencia vital.

Al mismo tiempo que Sophie Calle participaba simultáneamente en el pabellón de Italia y en el de Francia, Bill Viola exhibió tres pantallas en la iglesia de San Gallo con el título 'Oceans whitout a Shore'(océano sin costa, 2007). Una secuencia de individuos que atravesaban una barrera de agua, evocando la presencia de los muertos en el mundo de los vivos.

Pero no es en esta obra en la que me quiero centrar, sino en otra anterior: Su obra Tríptico de Nantes (1992). tres pantallas a la manera de un tríptico medieval proyectaban las imágenes del nacimiento (izquierda), la muerte (derecha) y de un hombre suspendido en agua en la pantalla central.
En 1991 se produjeron dos hechos fundamentales en la vida del artista: la muerte de su madre en febrero, el nacimiento de su segundo hijo nueve meses después. Estos acontecimientos repercutieron en la obra y pensamiento posterior de Viola. El tríptico de Nantes nos muestra la continuidad entre los diferentes estados de la existencia. La muerte como transformación, la vida como recorrido entre dos extremos capitales, metáfora de la existencia como estado suspendido entre la vida y la muerte.

El problema con Calle no es solo que su forma de trabajo es inclasificable dentro de las artes plásticas, sino que este se parece más a un estudio de campo de alguien que jamás se planteó una mera hipótesis, y simplemente se encontró con las preguntas por el camino.
Solo se transforma en arte en su exposición, cuando los directivos de la bienal de Venecia deciden que sería bueno que exhiba ese video que filmó. Y es así como toda esta recopilación de datos es expuesta en un pabellón, dispuesta y diseñada con epígrafes y textos explicativos. Fuera de este contexto su obra es obsoleta.
Pero tampoco es ese el problema del arte de Sophie Calle, el inconveniente es su irreverente libertad de acción. Las entrevistas donde aclara que un día, un critico decidió que ella era artista, que no lo filmó con intenciones artísticas, o que solo cuando la invitaron a exponerlo decidió que tenía valor artístico. La delgada línea entre la realidad y la ficción, entre el arte y lo indescifrable.
“Filmo, fotografío, escribo lo que veo y nunca sé si todo esto va a ser interesante al final. Hay muchas cosas que hago sin saber hacia dónde van.”

Quizás, el problema Sophie Calle se resuelve cuando ponemos su obra con la de Bill Viola al mismo nivel, y nos damos cuando que no tienen el mismo valor. No se trata de discutir si lo que hace es arte o no, sino su éxito descomunal.
M.